El Cabildo de Gran Canaria estrenó el documental «El aprovechamiento tradicional de las fibras vegetales en Gran Canaria», un trabajo audiovisual que hace un homenaje a los artesanos que utilizan la palma, el pírgano, el centeno, el mimbre y la caña para transformarlos en cestos, sombreros, esteras y escobas gracias a una alta dosis de paciencia y pericia, y a un conocimiento que ha pasado de generación en generación.
Este documental que tiene como objetivo mostrar a la sociedad, de la mano de los propios artesanos, cómo recogen y convierten las fibras vegetales del entorno donde viven en materia prima que después coge múltiples formas. Se trata de una acción de divulgación de la cultura tradicional a través de la Fedac para transmitir el patrimonio tangible e intangible de la Isla y contribuir así a la supervivencia de los oficios artesanos.
Así, cesteros y estereras exponen su labor diaria y el gran conocimiento que atesoran. A ellos se suman también un escobero y un podador de palmeras, esta última una profesión necesaria para conseguir la hoja de palma.
Estos oficios artesanos fueron una actividad paralela a la agrícola practicada por campesinos, jornaleros y propietarios de pequeñas explotaciones para completar así un modelo de autoabastecimiento de útiles vinculados al campo para su propio consumo y para el de sus vecinos.
La ausencia de relevo generacional, la escasa demanda de su producción y la dificultad para obtener las materias primas provocan en la actualidad que estos oficios peligren, una situación que el Cabildo quiere revertir a través de la divulgación. Este documental será exhibido a partir de ahora en los municipios grancanarios y en colectivos vecinales y centros educativos.
La hoja de palma como protagonista
Los miembros de la familia Gutiérrez Vélez, una saga de tres generaciones de mujeres dedicada a la artesanía con la hoja de palma, explican en este documental el trabajo que hacen a diario. La primera tarea es cortar la palma, ponerla al sol bien tendida para evitar que se manche para después abrir las hojas y mojarla, y empezar así a realizar la empleita, es decir, el trenzado y la base para cualquier objeto.
Destaca sus manos de artesana, con arte para elaborar piezas, antiguamente de uso cotidiano, elaboradas con palma. Belén nos explica que: “Cuando era pequeña, de siete u ocho años, mi madre se sentaba hacer cestería de palma, y cuando paraba para hacer la comida o cualquier otra tarea, yo seguía haciéndolo a mi manera, cuando regresaba ella lo desbarataba porque estaba mal hecho. Pero yo insistía cada vez que ella paraba yo me ponía una y otra vez, hasta que comencé a hacerlo mejor. Aprendí sola hacer de todo, igual para coser, me iba fijando como lo hacía mi madre y después yo me ponía a hacerlo. Mi madre a su vez había aprendido con su abuela. A los doce años comencé a realizar los sombreros y con veinte ya cosía para el Cabildo, en 1975 asistí a la Feria del Atlántico de Artesanía”.
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