Los Sombreritos obtuvieron el segundo premio, mientras que los Ni Quito Ni Pongo consiguieron el tercer premio de interpretación y el premio ‘Paco Macías’ a la letra más pícara. Las Inquietas consiguieron el primer premio de vestuario.
La murga Las Charanguillas consiguió anoche el primer premio de interpretación del 38º Concurso de Murgas del Carnaval de Agüimes, tras una reñida final que destacó por la ironía y el fino humor de las murgas participantes, para deleite del público local, que no paró de reír, aplaudir y bailar durante todo el certamen. La murga ganadora, cien por cien femenina, conquistó al jurado por la gracia que destilaron sus letras y por la fuerza de sus componentes sobre el escenario, probablemente espoleadas por lo sucedido en la fase previa del concurso, en la que a punto estuvieron de quedar fuera de la final, al pasar en la octava y última plaza disponible. Esta vez, ataviadas de chicas de la limpieza, convencieron desde el mismo momento en que saltaron al escenario, obteniendo el reconocimiento unánime e indiscutible de todos los allí presentes.
El segundo premio de interpretación recayó en Los Sombreritos, la murga más antigua de Gran Canaria, historia viva del Carnaval de Agüimes, en el que participan de forma ininterrumpida desde 1975. Con la elegancia que les caracteriza y con una rejuvenecida puesta en escena, los piratas puretas levantaron al público de sus asientos en varias ocasiones. Mejoraron en la final la gran actuación que ya habían tenido en la fase preliminar y solo la brillantez de las ganadoras les privó de un premio aún mayor. Es el primer galardón conseguido por Los Sombreritos en mucho tiempo. Y es que lo suyo, más que ganar, ha sido siempre participar y animar como nadie en las carnestolendas de su pueblo.
La murga Ni Quito Ni Pongo, otra histórica del carnaval lagartero, en el que está presente desde 1984, se alzó con el tercer premio de interpretación y con el premio ‘Paco Macías’ a la letra más pícara, gracias a unas rimas desternillantes con las que despertaron las carcajadas de los asistentes. Disfrazados inicialmente de surferos, se transformaron sobre el escenario en los laureles de indias de la Plaza del Rosario, epicentro del Carnaval de Agüimes, para contar todo lo que los árboles saben y nunca habían contado. Crítica y guasa a partes iguales con un doble reconocimiento por parte del jurado, más que merecido.
El premio al mejor vestuario fue a parar a Las Inquietas, completando el dominio femenino en lo más alto del 38º Concurso de Murgas de Agüimes. En la final, que se prolongó hasta bien entrada la madrugada, participaron también Las Miruflinas, Los Guanchones, Los Flokis and The Mokis y La de Migué, ocho murgas finalistas, todas del municipio, de las trece que tomaron parte desde las fases previas del concurso.
Agüimes, pueblo carnavalero por excelencia, puede presumir también de ser territorio murguero, al albergar en proporción a su población el mayor número de colectivos de toda Canarias. Aquí el carnaval es una seña de identidad popular y se vive con una intensidad especial, como en muy pocos sitios. No en vano, gracias al empuje del propio pueblo, la fiesta resistió los peores momentos de la dictadura, cuando el carnaval fue prohibido en el resto de municipios de Gran Canaria.
Las murgas gustan tanto en Agüimes que, además de los participantes en la final, la noche contó con las actuaciones fuera de concurso de Los Serenquenquenes, la murga afilarmónica de Agüimes multipremiada en el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, y de Los Hijos de Chano el Negro, quienes habiendo quedado empatados en el octavo puesto para acceder a la final, decidieron renunciar a concursar para evitar el sorteo de desempate que marcaban las bases. Un gesto de generosidad y hermandad entre los grupos del Carnaval de Agüimes que fue unánimemente reconocido por el resto de murgas y muy aplaudido por el público que abarrotaba la Plaza del Rosario. Los «Chanos», junto con la Batucada Makana, fueron los encargados de mantener la fiesta durante la deliberación del jurado, poniendo así el colofón perfecto a uno de los actos más esperados del carnaval lagartero.
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