Eduardo Araujo BetancorNoticias, Industria

Más de mil personas participaron el sábado en la 45ª edición de la Traída del Gofio.

Magnífico ambiente en el casco de Agüimes para celebrar en familia uno de los actos con más arraigo de las Fiestas del Rosario. 

Hubo que esperar dos semanas por culpa de la tormenta tropical Hermine, que impidió su celebración el día en que estaba programada, pero finalmente la Traída del Gofio y el Agua no faltó a su cita de este año con las Fiestas del Rosario. Más de mil personas, muchas de ellas acompañadas de toda la familia, desde los más pequeños hasta los mayores de la casa, se congregaron en el casco histórico para dirigirse carretera arriba hasta los molinos de Lolita y Ananías, a las puertas del barranco de Guayadeque.

Vestidos con ropa tradicional, los participantes en la Traída emularon un año más el camino que recorrían nuestros antepasados, cuando iban a buscar el gofio que se elaboraba con el millo de su propia cosecha. Pero lo hicieron, como es costumbre, en un ambiente de traviesa celebración, con la comitiva espolvoreando gofio a diestro y siniestro, sin dejar a nadie indemne, al ritmo pachanguero de la Banda Isleña.

Fue la 45ª edición de este singular evento con el que las gentes de Agüimes rememoran su pasado agrícola y recuerdan las costumbres y los valores que a lo largo de los siglos construyeron su identidad como pueblo. Una tradición que, con la gran participación de niños y niñas registrada este año, parece tener su futuro garantizado. 

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